No te desanimes si aún no llega el momento, pero mantente alerta para emprender el vuelo en cuanto el cielo te reclame el ser alguien majestuoso.
Hay ocasiones en que debes aceptar los desafíos y no lo olvides: existen momentos en la vida en que necesitamos más de la bravura que de la prudencia.
Ciertas decisiones necesitan ser tomadas al calor de la emoción. Sin embargo, por la comodidad de nuestra rutina, por el qué dirán o inclusive por nuestra propia conformidad humana; nos estamos acostumbrando a decir: "Hay que tener calma. Tengo que estar preparado para esto"
Nadie consigue prepararse adecuadamente para nada. Hay muchas cosas que pueden planearse, pero no siempre es lo mejor cuando la vida puede ofrecernos ese momento mágico y único. Hay momentos en que se nos ofrece una aventura mágica —donde todo conspira para ayudarnos a dar un gran salto sobre el abismo— siempre aparece de improviso y desaparece con rapidez. Y son esos momentos que a través del tiempo, al reflexionar sobre ellos nos hacen preguntarnos: ¿y qué hubiera pasado si...?
Decídete a volar, eres un águila y no un polluelo, los cobardes aceptan y se conforman, los valientes son aquellos que en su momento han sabido levantar la voz y extender los brazos, si tú eres un valiente, demuéstralo y ten el valor, finalmente no importa si quienes te rodean son polluelos que jamás tendrán la determinación ni la confianza suficiente para enfrentarse al mundo.
No importa si quienes inclusive están arriba de ti tienen miedo de enfrentarse a los depredadores, en el momento adecuado tus alas te salvarán y te llevarán a lugares insospechados en tanto que ellos sólo tendrán la oportunidad de verte volar y alejarte rodeado de esa mágica luz que nos hace poseedores de un valor incalculable.
Esos momentos mágicos son el resultado de un trabajo invisible que realizamos sin darnos cuenta, es una oportunidad para tomarla o dejarla para siempre.
Por ello recuerda una frase que un día me quedo marcada por las circunstancias especiales en las que surgió: "la causa-lidad son las piezas que nosotros movemos, la casua-lidad son los dedos de Dios reacomodando esas piezas".
Claro que podemos caer al abismo. ¿Pero qué importa? ¿No es cierto que esta vida implica riesgos?
Aprende a vislumbrarlos, a valorarlos y a tener el coraje suficiente para arriesgarte apoyado en la sabiduría para saber elegirlos. Porque finalmente: ¿quien puede decirte que no será la última oportunidad de tu vida?
¡QUÉ TENGAMOS TODOS UN HERMOSO FIN DE SEMANA¡
desde Lima Perú
Bertha de Anderson