sábado, 10 de octubre de 2009

AMIGOS

A medida que avances montaña arriba en las sendas de la evolución, es posible que muchos de tus amigos se transformen porque no puedan ver lo mismo que tú.

Es como si el vino fuerte se transfigurara en residuo de hiel, o como si el brillante largamente acariciado se metamorfosease en piedra falsa.
Conságrate ahora a la luz.

Dormitan muchos en la sombra.
Hoy eliges servir.
Muchos se retrasan reclamando el servicio ajeno.
Actualmente buscas la verdad.
Muchos se aficionan a la máscara de la ilusión.
Desapégate de placeres inferiores y posesiones materiales.

Muchos se encadenan a la egolatría.
Extrañando tu nueva actitud, casi siempre etiquetan tus ansias de elevación con adjetivos injuriosos.
Porque ya no te acomodas en las tinieblas, entre ellos hay quien te llame orgulloso. Porque conservas la humildad en la luz de la abnegación, entre ellos hay quien te llame cobarde.
Porque ya no te relaciones con la mentira, entre ellos hay quien te llame fanático. Porque te olvidas a ti mismo en el culto del amparo al otro, entre ellos hay quien te llame idiota.

Sin embargo ámalos, aun así, sin exigir que te amen, cultivando el trabajo que la vida te confió.
El servicio sostenido en tus manos hablará, sin palabras, de tus buenos propósitos a criaturas diferentes que, tocadas por el divino amor, llegarán de otros campos en tu auxilio.
Para eso, sin embargo, es indispensable que no entres en el laberinto de las lamentaciones vinagrosas.
Censurar es herir y quejarse es perder tiempo.

Renuncia, pues, a la satisfacción de la convivencia con aquellos que, aun siendo amados en tu corazón, no compartan tus esperanzas.
Si te olvidaran, perdona.
Si te despreciaran, perdona una vez más.
Si te insultaran, perdona nuevamente.
Si te atacaran, perdona siempre.

Sea cual sea la forma por la cual se presenten, en los días de la incomprensión, ayúdalos cuanto pudieres.
El silencio en servicio es una oración que habla.
Dios que concede a la semilla el refugio de la tierra y la bendición de la lluvia para que germine en honor del pan, te dará también otras almas con las cuales te asocies para la gloria del bien.

(FRANCISCO CANDIDO XAVIER)

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