domingo, 22 de noviembre de 2009

FLORECE DONDE ESTES


Una joven pareja se mudó a otra ciudad, lejos de la familia y los amigos.
Llegó la mudanza, la pareja desempacó sus pertenencias y el marido empezó a trabajar a la semana siguiente.

Todos los días al llegar a su casa, su esposa lo recibía en la puerta con una nueva queja.

- “Aquí hace mucho calor”.

- “Los vecinos no son amigables”.

- “La casa es muy chica”.

- “Los niños me están volviendo loca”.

Y cada tarde, su esposo la abrazaba mientras escuchaba sus comentarios negativos.
Lo siento, le decía, “¿qué puedo hacer para ayudarte?”

Su esposa se calmaba y se secaba las lágrimas, pero empezaba con lo mismo al día siguiente.

Una tarde, su marido llegó a su casa con una hermosa planta con flores.
Encontró un sitio apropiado en el jardín y la plantó. “Querida, le dijo, cada vez que te sientas triste, sal al jardín.
Imagina que TÚ eres esa plantita, y mira como crece en tu jardín”.

Cada semana traía a casa un árbol nuevo, o rosales, o plantas y las plantaba en el jardín. Su esposa cortó algunas flores y se las llevó a una vecina.
Cada mañana regaba el jardín y observaba el crecimiento de las plantas.



También creció la amistad con otras mujeres de la cuadra y le pidieron consejo con sus jardines. Muy pronto, también le estaban pidiendo consejo espiritual.

Al finalizar el año siguiente, el jardín de esta pareja se parecía a los jardines que aparecen en la revista Buen Hogar.




(Renuevo de Plenitud)

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