-Le pedí a Dios que me quitará mis malos hábitos.
Dios dijo, No.
Esto no es responsabilidad mía, sino tuya.
Para que tú mismo lo hagas.
- Le pedí a Dios que sanará a mi hijo que esta
paralitico,
Dios dijo, No.
Su espíritu esta sano, su cuerpo es solo temporal.
-Yo le pedí a Dios que me concediera paciencia.
Dios dijo, No.
La paciencia es un producto de la tribulación.
No se concede, sino se aprende.
- Le dije a Dios que me diera felicidad.
Dios dijo, No.
Yo te doy bendiciones, la felicidad depende de ti.
-Le pedí a Dios que me quitará el dolor.
Dios dijo, No.
El sufrimiento te aleja de los placeres mundanos y
te trae más cerca de mí.
-Le pedí a Dios, un crecimiento espiritual.
Dios dijo, No.
Tú debes buscar tu propio crecimiento.
Pero Yo te podaré para que seas fructífero.
- Yo le pedí a Dios muchas cosas para gozar la vida.
Dios dijo, No.
Yo te daré vida, para que tú disfrutes de todas
las cosas.
-Yo le pedí a Dios que me ayudará a AMAR a otros,
Tanto como Él me ama a mí.
Dios dijo Ahhhh, finalmente que entendiste lo que
quiero decirte.
Mateo 22:37-39
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo
tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente.
Éste es el primero y gran mandamiento.
Y el segundo es semejante:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
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