sábado, 25 de septiembre de 2010

EL PODER DE LAS PALABRAS...

En una calle bien concurrida donde pasaban muchas personas, un mendigo se sentaba en la banqueta y a su lado colocaba un letrero que decía:

“Vean como soy de feliz!”
Soy un hombre próspero, sé que soy bonito, soy muy importante, tengo una buena residencia, vivo confortablemente, soy un éxito, soy saludable y bien humorado”.


Algunas personas pasaban y lo miraban intrigados, otros lo veían como un loco y otros hasta le daban dinero.
Todos los días, antes de dormir, él contaba el dinero y notaba que la cantidad era mayor.

En una bella mañana, un importante y elegante hombre de negocios, que ya lo venia observando desde hacía un tiempo, se le aproximó y le dijo:

– “Ud. Es muy creativo!
No le gustaría colaborar en una campaña de publicidad en mi empresa”?

-“Adelante.
Solo tengo algo que ganar”, respondió el mendigo.

Después de darse un buen baño y vestirse con ropas nuevas que le fueron facilitadas por el ejecutivo, fue llevado a la empresa.

De ahí en adelante su vida fue una secuencia de éxitos y después de un cierto tiempo terminó convirtiéndose en uno de los socios mayoritarios.

En una entrevista colectiva dada a la prensa, esclareció como consiguió salir de la mendicidad y llegar a tan alta posición.
- “Bien, -explicó- hubo una época en que yo acostumbraba a sentarme en las calles con un letrero a mi lado, que decía:

“SOY UNA NADA EN ESTE MUNDO! NADIE ME AYUDA!
NO TENGO DONDE VIVIR! SOY UN POBRE HOMBRE
FRACASADO Y MALTRATADO POR LA VIDA! NO CONSIGO
UN MISERO EMPLEO QUE ME DE ALGUN INGRESO!
SOBREVIVO BASTANTE MAL!

Las cosas iban de mal en peor cuando, cierta noche, encontré un libro y en él presté atención a un párrafo que decía:

“TODO LO QUE UD. HABLA DE SI MISMO SE VA REFORZANDO.
POR PEOR QUE SEA SU VIDA, DIGA QUE TODO VA BIEN.
POR MAS QUE UD. NO GUSTE DE SU APARIENCIA, AFÍRMESE
BONITO. POR MAS POBRE QUE SEA, DÍGASE A SI MISMO Y
A LOS OTROS QUE UD. ES PRÓSPERO.”


Aquello me tocó profundamente y, como nada tenía que perder, decidí cambiar el texto de mi letrero que ahora decía:

“VEAN QUE FELIZ SOY!!! SOY UN HOMBRE PRÓSPERO, SÉ QUE SOY BONITO, SOY MUY IMPORTANTE, TENGO UNA BUENA RESIDENCIA, VIVO CONFORTABLEMENTE, SOY UN ÉXITO, SOY SALUDABLE Y BIEN HUMORADO”.

Y a partir de ese día todo comenzó a cambiar, la vida me conectó con la persona adecuada para todo lo que yo necesitaba, hasta que llegué hasta donde estoy hoy.

Tuve apenas que entender el poder de las palabras.
El Universo siempre apoyará todo lo que decimos, escribimos o pensamos respecto de nosotros mismos y eso acabará manifestándose en nuestra vida como realidad.

En cuanto afirmamos que todo va mal, que nuestra apariencia es horrible, que nuestros bienes materiales son ínfimos, la tendencia es que las cosas empeoren aun mas.

Nuestras afirmaciones van materializando en nuestra vida todas nuestras creencias.

Una reportera, bien irónicamente, lo increpó:
- El señor nos está queriendo decir que algunas palabras escritas en un simple letrero modificaron su vida?

El hombre respondió, lleno de humor:
“CLARO QUE NO, MI INGENUA AMIGA!
PRIMERO TUVE QUE CREER EN ELLAS!”


Que la fuerza de DIOS te acompañe!!!