domingo, 21 de agosto de 2011

TE DESEO LO SUFICIENTE...



Hace poco tiempo cuando estaba en el aeropuerto escuché por casualidad a una madre e hija que se estaban despidiendo.
Cuando anunciaron la partida del vuelo ellas se abrazaron y la madre dijo:
- "Te amo y te deseo lo suficiente".

La hija respondió:
- "Madre, nuestra vida juntas ha sido más que suficiente. Tu amor es todo lo que he necesitado.
También te deseo lo suficiente".

Ellas se saludaron con un beso y la hija partió.

La madre pasó muy cerca de donde yo estaba sentada y noté que ella necesitaba llorar.
Traté de no observarla para no invadir su privacidad, pero ella se dirigió hacia mí y me preguntó:
- "Alguna vez se ha despedido de alguien sabiendo que era para siempre?".
- Sí, lo he hecho - respondí.
Perdón por preguntar -contesté -, pero ¿por qué esta despedida es para siempre?

- Yo soy una mujer vieja y ella vive muy lejos de aquí. La realidad es que su próximo viaje será para mi funeral, dijo.

- Cuando se despidió de ella escuché que le dijo "te deseo lo suficiente".
¿A qué se refiere?
Comenzó a sonreír. Eso es un deseo que hemos transmitido de generación en generación. Mis padres solían decirlo.

Ella hizo una pausa y miró hacia arriba como si tratara de recordarlo en detalle, luego sonrió aún más.
- Cuando decimos "Te deseo lo suficiente", deseamos que la otra persona tenga una vida llena de sólo lo suficientemente bueno para vivir.

Entonces, dirigiéndose hacia mí, ella compartió lo siguiente como si lo estuviera recitando de memoria:
"Te deseo que tengas suficiente sol para mantener tu espíritu brillante",
"Te deseo suficiente lluvia para que aprecies aún más el sol" ,
"Te deseo suficiente felicidad para que tu alma esté viva"
"Te deseo suficiente dolor para que las pequeñas alegrías de la vida parezcan más grandes"
"Te deseo que tengas suficientes ganancias que satisfagan tus necesidades"
"Te deseo suficientes pérdidas para que aprecies todo lo que posees."
"Te deseo suficientes bienvenidas para que logres soportar las despedidas".

Luego ella comenzó a llorar y se alejó.

Se dice que toma un minuto encontrar a una persona especial, una hora en apreciarla, un día para amarla, pero una vida para olvidarla.
Toma el tiempo necesario para vivir.

A todos mis amig@s y seres queridos,

LES DESEO LO SUFICIENTE!!!

TÚ ERES ...



VALIENTE... cuando te sobrepones a tus temores y enseñas a otros a hacer lo mismo.

SABI@... cuando conoces los límites de tu sabiduría.

AMOROS@... cuando tu propio dolor no te ciega para ver el dolor de otro.

HONORABLE... cuando te das cuenta que tu honor es para honrar a otros.

GENEROS@... cuando puedes tomar tan dulcemente como cuando das.

HUMILDE... cuando no sabes cuán humilde eres.

LIBRE... cuando tienes control de ti mismo y no deseas controlar a otros..

PIADOS@... cuando perdonas en los demás las faltas que condenas para ti mismo.

FELIZ... cuando ves una flor y agradeces el milagro.

HERMOS@... cuando no necesitas un espejo para aseverarlo.

RIC@... cuando no necesitas más de lo que tienes.

FUERTE... cuando a tu pena le enseñas a sonreír.

TÚ ERES TÚ... cuando estás en PAZ contigo mismo!!!

PROHIBIDO QUEJARSE


Pensaba que mi vida no iba bien. Sentía que algo siempre me faltaba.
Entonces hablé con Dios.

- Me quejé de lo que me salió mal en el trabajo, pero no agradecí las manos que tengo para trabajar.

- Me quejé de tener que soportar el ruido de mis hermanos, pero no agradecí por tener una familia.

- Me quejé cuando no tenía lo que más me gustaba para comer, pero olvidé agradecer el hecho de tener qué comer.

- Me quejé por mi salario, cuando miles ni siquiera tienen uno por estar parados.

- Me quejé porque no apagaban la luz de mi cuarto al salir, pero no pensé en que muchos no tienen hogar donde tener alguna luz encendida.

- Me quejé por no poder dormir un poquito más, olvidando a quienes darían todo por tener su cuerpo sano para poder levantarse.

- Me quejé porque mi madre me reprendía, cuando millones desearían tenerla viva para poder honrarla y abrazarla.

- Me quejé porque no tenía tiempo, cuando me solicitaron dar una charla sobre Jesús, olvidando el privilegio que es poder hablar a otros de su infinito amor.

Dios me iluminó en esa conversación y entonces comprendí mi egoísmo y lo ingrata que he sido con Él.
Fue cuando entonces comencé a agradecerle todas las cosas que había olvidado, y aún más de aquéllas por las que tanto me quejaba.

Recuerda este proverbio:
"Pobre del que, al final del día, no sepa qué agradecer ni a Quien".