domingo, 17 de agosto de 2014

PARA REFLEXIONAR...

Hay personas que uno quiere sean para toda la vida. Hay personas que al encontrarlas en el camino y sentir que son ellas un regalo de Dios y un privilegio del destino, disfrutamos los instantes que se nos ofrecen día a día y anhelamos compartir con ellas toda la vida… Y así, en la medida que aprendemos a conocerlas, mientras gozamos y valoramos lo que nos ofrece y engrandece su presencia, nos aferramos tanto a sentirlas a nuestro lado, que contar con ellas para toda la vida es lo más deseado y sagrado… Causa nostalgia pensar el tiempo pasado antes de conocerla, donde experimentamos que quizás nos perdimos de compartir muchos momentos y espacios; pero se logra sentir mucho más dolor, cuando imaginamos con temor que tal vez algún día nos toque decirles adiós… Hay personas que nunca imaginamos que existían, porque vimos quizás muy lejano hallar un ser así; pero al encontrarte a ti, me haces sentir que los imposibles no existen, que podemos soñar aún con vivir estos sentimientos llenos de emoción y plenitud que llenan de fortaleza y paz el corazón y el existir… Hay personas con las que cultivamos el más puro y grande sentimiento, ya sea de amor o de amistad, y compartir con ellas nos ofrece tanta plenitud y alegría, que haríamos lo que fuese necesario para inmortalizar ese privilegio de estar ahí a su lado para toda la vida… Hay personas que cuando las encontramos, nos abrazamos a ellas para no tener nunca que soltarlas, porque nos llenan demasiado, su ser y existir le dan a nuestro vivir un nuevo valor y sentido, no nos imaginamos lo que seremos algún día cuando hayan partido… por eso elevamos una plegaria a Dios que nos permitió haberlas conocido, que nos deje seguir recorriendo de su mano éste y los otros caminos.

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